viernes, 15 de junio de 2012

La incertidumbre

“Creo que te quiero, pero no estoy segura, no sé si te quiero como amigo o es algo más…”. Si esa frase la pronuncia tu pareja, eso es incertidumbre. La peor situación personal posible. Un sinvivir. Te sientes paralizado porque tienes la sensación de que hagas lo que hagas darás un paso adelante y dos para atrás. Y mientras la “grieta” se va haciendo mayor, tú sólo la miras, impotente. Hasta que un día, tu pareja te dice eso de “Tenemos que hablar…”. Ese día sabes el alcance. Lloras. Te consuelan. Pero sabes que debes replantearte tu vida, hacer ajustes, optar por cosas nuevas y mirar hacia delante. Construir una nueva pared. En economía sucede lo mismo. La peor situación posible es la incertidumbre: “estamos mal” (¿Cuánto?¿Qué plan tenemos?), “con algunos ajustes saldremos” (¿Algunos?¿Cuántos?¿Por qué esos?), “tenemos que cambiar el modelo” (¿A cuál? ¿Cómo?), “la banca tiene un problema” (¿de qué magnitud?¿Cómo lo resolveremos?), “aquí no habrá corralito” (¿Es imposible?¿De qué depende?¿Cómo lo evitamos?). España vive desde hace tiempo en un clima de permanente incertidumbre económica. Cada viernes, es viernes 13. Día de la marmota. Ese día, alguien se ha dado cuenta de que la grieta es mayor y se sustituye el cuadro que la intentaba tapar, por uno más grande. Hay una incertidumbre a la que no podemos dar respuesta. Nadie sabe hasta cuándo durará la crisis. Las crisis financieras suelen durar, en media, unos 8 años. Pero las hay más largas. Por lo tanto, desconfíen de quien diga “el año que viene generaremos empleo”. De todas formas, saldremos de la crisis. Y no sólo eso, las crisis son también oportunidades. A día de hoy, estoy convencido que de esta crisis saldremos gestionando mejor los recursos públicos, dándole mayor importancia al emprendizaje y con una nueva generación que es más consciente de la importancia de la formación y que no tiene miedo a hacer parte de su carrera académica y profesional fuera de España. ¿A qué incertidumbres podemos dar respuesta? La primera. A día de hoy, seguimos sin saber el alcance del problema de los riesgos inmobiliarios bancarios. La reforma financiera interminable también ha resultado desastrosa. Las fusiones sólo han confundido más el panorama. No sabemos el estado de esa nueva entidad suma de entidades de las que ya no se sabía exactamente su situación. Excepto en el caso de Bankia, claro. Porque negativo más negativo, sigue siendo negativo. ¿Tan difícil es calcular las necesidades reales del sistema? Un dato sencillo puede dar una primera aproximación. Las viviendas en los balances de los bancos fueron tasadas un 30-35% por encima del valor de mercado. Y ese valor de mercado ha decrecido des del momento del crédito, según la única fuente de datos con precios reales de compraventa (Tecnocasa-ESCI-UPF), en más de un 40%. El inversor internacional suspira porque esos auditores independientes (Roland Berger y Oliver Wyman) de verdad lo sean. Y valoren el tamaño de la grieta sin maquillaje ni contabilidad creativa (no como han hecho varias CCAA con su déficit). Porque si no sabes, no te fías, te paralizas. Y, como consecuencia, no fluye el dinero hacia nuestra banca, que, por lo tanto, no puede prestar. Y, así, es difícil que los negocios funcionen. Y, una vez conocido el alcance del problema, para escapar del bucle de los viernes 13, la solución debe ser dinámica. El sistema debe de prever un aumento de la morosidad en los créditos a constructoras, hipotecarios y personales. La segunda. Sin tapujos. ¿Cuánto tiene que reducirse mi salario para que esté nivelado a mi productividad? A día de hoy. Y cuál será el mecanismo que hará esos ajustes de forma gradual y dinámica. La tercera. Quiero conocer el plan maestro. Es decir: 1/.Cuales son las nuevas apuestas. Que partidas de gasto público hay que mantener a toda costa (¿“I&D” y “Educación”?), por qué esas y no otras. 2/. En qué partidas se debe mejorar la eficiencia, es decir, en cuales se debe intentar con menores recursos obtener un servicio parecido e incluso más justo (¿sanidad, educación…?). Cómo se hará. 3./En qué partidas, simplemente, hay que recortar. Un plan duro será recibido mejor que la ausencia de plan. Estimados dirigentes, no se escondan. Dejen de ocultar la grieta. De nada ha servido (sí, se ha deteriorado más la imagen de nuestras instituciones) que el Banco de España y la CNMV hayan intentado camuflar, sin éxito (era un secreto a voces), el mal estado de Bankia. Dejen de pensar en cómo ganar las siguientes elecciones (total, las van a perder igual). Sean unos buenos estrategas (¿es casualidad que desde que un técnico gobierna Italia nos haya cedido la “pole position” en la prima de riesgo?) y dirigentes responsables (¿veremos alguna vez una oposición sin vendettas absurdas que vota lo mismo que un gobierno cuando cree que tiene razón o cuando, simplemente, propone lo mismo que tu proponías antes?). Y, sobretodo, queden para la historia como los dirigentes que decidieron dar ese giro de timón que agradecimos 10 años después. Dígannos ya eso de “Estimados ciudadanos, tenemos que hablar….-y, puestos a pedir, añadan liderazgo y optimismo-, va a ser duro, pero tenemos un plan”. Hace unas semanas me pidieron algo complicado, definir por qué es tan terrible la incertidumbre, aplicado al caso español, me salió esto... J pd:y de una preciosa película francesa del 2006 (Je vais bien ne t'en fais pas), me quedé con esta preciosa canción. U turn (Lili) de Aaaron.

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