domingo, 13 de julio de 2008

¿Por qué los datos oficiales no reflejan el pinchazo?

El último dato del Ministerio de la Vivienda muestra (por fin!) que el crecimiento de los precios de la vivienda era inferior al de la inflación (un 3,8% respecto al 4,5% del primer trimestre de 2007 al primer trimestre del 2008). Una tendencia, la de esta serie del precio de la vivienda del Ministerio que ha sufrido una evolución de desaceleración suave e, incluso, si me permiten la maldad, adecuada respecto a la promesa electoral del 2004 de conseguir una evolución del precio de la vivienda de acorde a la de la inflación.
Este dato, contrasta con los datos que escuchamos últimamente procedentes de informes de inmobiliarias que reflejan que los precios de la vivienda no es que crezcan menos que la inflación es que decrecen y lo hacen de forma significativa (véase, por ejemplo, la reducción del precio de la vivienda del 9,1% entre los segundos semestres de 2006 y 2007 que aparece en el Informe sobre el mercado de la vivienda del grupo Tecnocasa). De hecho, ésta es la percepción ciudadana: la burbuja no se empieza a desinflar sino que hace tiempo que está pinchando.
¿Por qué esta discrepancia? El motivo fundamental es que los datos del Ministerio proceden de precios de tasación y no de precios de transacción o compraventa (los que realmente paga el ciudadano). El tasador, en primer lugar, está interesado en inflar los precios de la vivienda tasada para que el cliente, cumpla, al menos de forma ficticia, el criterio bancario de no conceder préstamos por encima del 80% del valor de la vivienda. Además, reacciona de forma lenta a los cambios de tendencia del mercado, incorporando la reducción de la demanda en sus fórmulas con retraso. Ah! y, por cierto, no todas las viviendas se tasan, fundamentalmente sólo las que necesitan de un préstamo hipotecario, no las que se financian con Bin Ladens. O sea, la muestra, en este caso, no es un subconjunto de toda la población.
Un buen indicador del precio de la vivienda sería aquel correcto y actual. La estadística actual del precio de la vivienda del Ministerio no cumple ni lo uno ni lo otro. Es decir, señores del Ministerio, cambien a una estadística que utilice datos de transacción y, de paso, solucionen otros problemas de la misma como la composición de la calidad de las viviendas cuyos precios se comparan (no me sigan comparando peras con manzanas). Los economistas queremos una buena bola de cristal. Limpia y transparente que les ayudará a ustedes y a nosotros a ver mejor el futuro, que falta nos hace.

José Maria Raya
Doctor en Economía
Profesor ESCI y EUM (UPF)